domingo, 13 de diciembre de 2009

UNA TARDE EN EL MUNCYT

El pasado 10 de diciembre acudí a una cita con el Museo Nacional de Ciencia Y Tecnología (MUNCYT) y el Colegio Oficial de Físicos. En el propio museo, el COFIS organizaba una mesa redonda de debate, cuyo título era “Creatividad e Innovación. Claves para nuestro futuro”, con motivo de la presentación del nº 20 de su revista Física y Sociedad, y del Año Europeo de la Creatividad y la Innovación que, por lo visto, ha sido el 2009. Digo “por lo visto” porque suscribo uno de los comentarios de Antonio Correia, participante de la mesa, que señaló que “una de las cosas buenas de la mesa redonda de hoy es que me he enterado de que el 2009 ha sido el Año Europeo de la Creatividad y la Innovación”. Curioso, pero en línea con lo que hemos comentado ya en alguna ocasión acerca de lo poco publicitadas que están las convocatorias de divulgación científica en nuestro país o, por lo menos, en nuestra Comunidad de Madrid. No deja de llamar la atención el hecho de que, incluso, en el entorno de los que están más cerca de la ciencia esa información tampoco fluya de forma natural. A ese comentario habría que añadir el de otros miembros de la mesa, remarcando que en ciencia “todos los años son el Año de la Creatividad y la Innovación”. El debate prometía.

Pero me estoy adelantando. Antes de abordar el tema de la mesa redonda me gustaría decir unas palabras acerca del MUNCYT y de la visita guiada que precedió al acto. He de reconocer que no conocía el museo, y me sorprendió. Al principio me pareció un espacio demasiado pequeño para albergar la cantidad de sapiencia que promete su nombre. Pero luego me di cuenta de que no son necesarios más metros cuadrados, ya que se trata de un espacio sencillo, bien aprovechado y que huye de las grandilocuencias de otros ambientes. La visita fue breve, como era de esperar, tanto en tiempo como en cantidad de información; pero también fue lo suficientemente interesante como para implantar en mi cabeza la idea de volver con más calma y disfrutar de un lugar tan repleto de artilugios atractivos para una mente curiosa como la mía. Así que prometo volver y contaros después mi experiencia. Pero no esperéis a mis palabras para ir a visitarlo; os aconsejo que busquéis un ratito y os acerquéis. Y si tenéis cerca de algún niño, por favor no le privéis de esta experiencia. Lo único que siento deciros es que la maravillosa exposición Galileo y la Astronomía ha concluido hoy mismo su trayectoria por Madrid; sin embargo, continuará por otras ciudades españolas hasta finalizar su andadura en A Coruña, a mediados de 2010.

Volviendo a la mesa redonda, el acto se inició con la presentación de Mª Luz Tejeda, gerente del Colegio Oficial de Físicos, que nos hizo pensar acerca de la posibilidad que tenemos cada uno de nosotros de hacer de la creatividad una herramienta para alcanzar un futuro mejor. A continuación, dio paso a Gonzalo Echagüe, Presidente del Colegio Oficial de Físicos, quien hizo una presentación de la revista y de su monográfico especial: Creatividad e Innovación en España. Señaló que uno de los objetivos principales del COFIS es la divulgación científica, algo que me agradó escuchar. Sin embargo, creo que la distribución de la revista se queda muy corta para lograr llegar a todos, ya que su público objetivo, según indicó el señor Echagüe, son los empresarios, los educadores, los estudiantes y los departamentos de recursos humanos. Aquí añado mi crítica: ¿y el resto de la sociedad? ¿Cree el Colegio Oficial de Físicos que la nanotecnología, las telecomunicaciones o la sostenibilidad energética no les resultará algo interesante a ciudadanos fuera de ese público objetivo? Conozco a mucha gente que estaría dispuesta a escuchar y a aprender, si se le comunican las ideas de la forma adecuada.

Vicente López, Vicepresidente de Comunicación de la Federación Española de Centros Tecnológicos, moderaba la mesa de debate, en la que participaban el ya mencionado Antonio Correia (Fundador y Presidente de la Fundación Phantoms), Nuria Román Bernet (Vocal Asesor en la Dirección General de Industria. Ministerio de Industria, Turismo y Comercio), Roberto Otero (Profesor Asociado, Nanociencia. UAM/IMDEA) y Gabriel Piña (Jefe de Unidad de Residuos del Departamento de Energía del CIEMAT).

Ente otros temas, se habló de la disyuntiva financiación pública vs. financiación privada, de la necesitad de financiar con fondos públicos la ciencia de base (a pesar de no ser productiva inmediatamente y de que el año que comienza a la vuelta de la esquina no parece venir cargado de euros procedentes de la Administración) y de que los empresarios se lancen de una vez a la aventura de invertir en tecnología e innovación tecnológica. En nuestro país (y en la UE, en general) se da una situación difícil en comparación con Estados Unidos o Japón; las ideas fluyen con mucha dificultad desde la ciencia básica (representada en el mundo académico y científico) al mundo empresarial. Aún parece extendida la idea de que pertenecer a la Universidad significa no estar en el mundo real; pero eso no es así en absoluto. De hecho, esta relación Universidad-Empresa funciona perfectamente en otras economías, como la estadounidense. Por tanto, es necesario apoyar la ciencia básica con inversiones suficientes.

En cuanto a las iniciativas emprendedoras, necesitamos empresarios que quieran engancharse al carro de la tecnología. Para ello, es imprescindible contar con profesionales cualificados (licenciados, doctores,…), de lo que se encargan las universidades, precisamente. Esto lleva a preguntarnos si es necesario cambiar los planes de estudio, algunos de los cuales siguen basados en las clases magistrales y en donde las aplicaciones prácticas son una mera anécdota. Pero para que estas iniciativas comiencen su andadura y continúen en su camino también es indispensable apoyarlas desde instituciones públicas y privadas. Aunque, como bien decía uno de los asistentes al acto en el turno de preguntas, eso no significa que las empresas deban dejar de ser autosuficientes; al contrario, no deberían depender de la financiación externa para su desarrollo y expansión.

También se trató otro tema con el que en los últimos tiempos nos bombardean en todo tipo de medios de comunicación: la eficiencia y la sostenibilidad energéticas. El futuro económico depende en gran medida de los avances tecnológicos. Los nuevos materiales (como los nanotubos o los metamateriales) tendrán mucho que ver con esta eficiencia energética, ya que cada vez se hace más patente la necesidad de una economía más verde y más sostenible como respuesta a las necesidades del futuro de la población. En ese sentido, la Ley de Economía Sostenible intenta incentivar ese cambio inexcusable en el modelo de producción.

En el turno de preguntas por parte de los asistentes se propusieron también temas interesantes. Por ejemplo, se plantearon cuáles podrían ser los campos de desarrollo más relevantes en el futuro (quizá el avance en la investigación de nuevos fármacos, o el progreso en los materiales absorbentes de gases de efecto invernadero); también fue interesante escuchar que quizá debería desaparecer el modelo de “café para todos”, en beneficio de los centros que certifiquen su calidad en investigación e innovación científica. Relacionada con esto último prevalece la idea de la creación de centros de excelencia; en la UE solo contamos con uno de estos centros: el CERN.

En fin, fue un debate interesante que duró alrededor de dos horas y en el que se tocaron muchos temas que hubiera sido interesante analizar con menos premura. Así que seguiremos acudiendo a este tipo de convocatorias para tener más y mejores ideas que supongan un avance en ciencia y tecnología en nuestro país, tanto en lo que se refiere a la investigación como a la divulgación.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Trabajo vs. Maternidad/Paternidad



Curioso.

Leo una noticia en el diario EL PAIS, que dice que Las españolas albergan el mismo deseo de tener niños que antes, pero lo retrasan mucho - La fecundidad cae a tasas insostenibles por la necesidad de estabilidad en el empleo. Sin embargo, en la misma noticia existe un enlace a una encuesta que realiza el mismo medio, "Si tuvieras que elegir entre tener hijos o tu trabajo, ¿qué elegirías?". En el momento de escribir esta entrada, había 510 respuestas, de las cuales un 60% de los participantes optaba por tener hijos. Parece contradictorio pero en realidad no lo es.

Aunque no sea una estadística rigurosa, esto nos debería hacer pensar en muchas cosas. En mi caso, a mi edad mi madre ya había tenido tres hijos, siendo el mayor de 10 años ya. No es de extrañar que cada cierto tiempo exista alguien de la familia que te hace LA pregunta: “Y vosotros, ¿para cuándo?”. Bueno, de la familia y de los amigos. Aunque he de decir que, por el momento, sigue habiendo más personas cercanas de mi edad (y mayores) SIN hijos que con hijos; y no es por falta de ganas, me consta.

Pero las cosas están como están y aquí en España, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos por “convencernos” de que es positivo tener hijos, lo cierto es que las ayudas para que eso sea un hecho son muy, muy escasas. Y no solo estoy hablando de ayudas económicas (que también; y si no, veamos el ejemplo francés), sino de eso que se suele llamar “conciliación de la vida laboral con la familiar”…

Hasta que no cambien muchas mentalidades individuales, empresariales y gubernamentales, me temo que poco podemos hacer por complacer a nuestras familias y amigos (y a nosotros mismos) por la llegada de pequeños seres a este mundo. Hoy en día, lamentablemente, aún se nos obliga a elegir, como reza la encuesta.

Quizá ahora, con esta crisis que nos invita a cambiar estructuras que parecían inamovibles, sea el momento para intentar que esa disyuntiva no sea tal…

miércoles, 25 de noviembre de 2009

IX SEMANA DE LA CIENCIA... ¿EN MADRID?


Una vez más, del 9 al 22 de noviembre se ha celebrado en Madrid la IX Semana de la Ciencia… Bueno, al menos eso dicen, porque yo apenas me he enterado del evento. Y es un hecho, cuanto menos, curioso, ya que vivo en la Comunidad de Madrid, actualmente estoy desempleada (que no parada), leo el periódico, escucho la radio muy habitualmente y me gusta ver programas de televisión con contenidos informativos. Con estos ingredientes uno podría pensar a priori que alguien en mi situación se habría enterado con bastante anterioridad de este acontecimiento científico-divulgativo, y que estaría esperando el momento para participar en cuantas actividades le fuera posible. Pues bien, el hecho es que una servidora no ha podido participar más que en una actividad… y de aquella manera.

No estoy diciendo que las actividades no fueran interesantes ni que estuvieran mal organizadas. Estoy segura, además, de que para los organizadores de la Semana ha sido todo un éxito de asistencia de público de todo tipo. Al margen de la disponibilidad de tiempo que yo tuviera para asistir a estas actividades, disponibilidad de la que solo yo soy responsable, he de decir que tan solo en las marquesinas de los autobuses de Madrid capital he visto anunciada esta IX Semana de la Ciencia. Es cierto que por las paradas de autobuses pasan a diario miles de madrileños, ya sea a pie o motorizados; pero señores, ¿qué pasa con los que vivimos en la periferia? ¿Es que estamos condenados de por vida a enterarnos a posteriori de los eventos? ¿No lo organizaba la Comunidad de Madrid? ¿No se trata de un intento por acercar la ciencia al ciudadano? Entonces, ¿dónde están los esfuerzos por difundir este evento a la sociedad?

Bueno, he de decir que, indagando un poco, he encontrado algunos medios en los que aparece alguna reseña (Cinco Días, Público, Europa Press o ADN), pero todas en los primeros días de la Semana. Aquí entono un mea culpa por no haber leído la prensa esos dos días, pero no me retracto de mi indignación por los escasos esfuerzos para su difusión por parte de las autoridades organizadoras.

Una vez que accedí a la programación y pude cuadrar mi tiempo, solo pude diseñar mi agenda para acudir a dos actividades el día 22, último día de la Semana. En la Fundación José Pons se programaba una exposición titulada “De la investigación a la aplicación. Inventos del CSIC”. La verdad, parecía interesante; según la información que aparece en la página web de la Comunidad de Madrid, la disciplina científica relacionada era la Biología Molecular, Celular y Genética; fecha: Lunes 9 a Domingo 22 de 9:30 a 17:00, según reza la información. Por otro lado, en el centro comercial Moda Shopping se programaba otra exposición, esta de fotografía, en relación con el medio ambiente y la ecología; fecha: Jueves 19 a Domingo 22 de 10:30 a 21:00. Así que decidí pasar parte de la tarde del domingo en estas actividades. Pero aún así, la diosa Fortuna no quiso acompañarme…

Llegué a la Fundación José Pons en buena compañía pasadas las cuatro de la tarde (recordad que vivo fuera de la capital…), en una calle Serrano tan vacía que parecía una conocida secuencia de una película de Amenábar; pero por más que pulsamos el timbre nadie apareció en la puerta… “Mala suerte”, pensé, “quizá tenía que haber reservado por teléfono la visita”. Pero lo cierto es que esta información (es decir, si era necesaria esa llamada previa) no aparece en ninguna parte de la web. Ignoro si en el libro-folleto impreso aparece o no la información de marras, porque no he tenido acceso a ella. En su momento supuse que el enlace directo a la Guía de Actividades que aparece en la web citada más arriba conducía a la versión electrónica de la editada en papel; pero, a día de hoy lo desconozco.

Nos dirigimos, un poco decepcionados por nuestro primer tropiezo, a la exposición de fotografía, no muy lejos de donde nos encontrábamos. La tarde se presentaba fría y se agradecía entrar al calorcito del centro comercial. No eran más de las cuatro y media cuando llegamos y nos encontramos con cierta desolación… Buscamos la exposición fotográfica, y la hallamos un poco escondida entre las jardineras y bastante mal iluminada, con pocas o ningunas explicaciones acerca de lo que estábamos observando. Algunas fotografías eran bastante impactantes, pero dudo que la exposición haya tenido la repercusión buscada, dada la mala iluminación y la pobre escenografía. La exposición formaba parte del I Salón del Reciclaje de Arte. Reciclamadrid‘09 y pudimos presenciar algunos de los restos del salón. Los expositores ya estaban recogiendo sus stands, pero pudimos entrever algunas actividades en las que hubiera sido interesante participar, como el concurso de fotografía, la muestra de cine y desarrollo sostenible o diversos talleres dirigidos a estudiantes y público general. En fin, aquí os dejo el tríptico por si tenéis curiosidad.




Y así termina mi “aventura” por la IX Semana de la Ciencia madrileña de este año. Un poco decepcionante por la escasa repercusión que ha tenido; al menos, esa es la impresión que me llevo de la gente que tengo alrededor. Solo espero que el próximo año pueda acudir a muchas más actividades, para contaros mis impresiones.

jueves, 3 de septiembre de 2009

¿Es necesario un "periodismo científico"?


¿Cómo se calcula el volumen de una vaca?
Ingeniero: Metemos la vaca dentro de una gran cuba de agua y la diferencia de volumen es el de la vaca.
Matemático: Parametrizamos la superficie de la vaca y se calcula el volumen mediante una integral triple.
Físico: Supongamos que la vaca es esférica…

Este es uno de los chistes más populares de científicos. Con sentido del humor, da una pincelada tópica de la personalidad de cada clase de científico. Sin embargo, para el lector medio puede no tener gracia alguna, porque aparecen términos que quizá no comprenda o porque, simplemente, no conozca la idiosincrasia propia de su día a día. Algo parecido ocurre, a veces, con los congresos científicos.

¿Por qué, en general, los científicos españoles no tienen interés en hablar con los medios? Es curiosa su postura en comparación con los científicos anglosajones en lo que a medios de comunicación se refiere. Y, a la vez, también es curioso que los congresos científicos, conferencias, etc., no se cubran periodísticamente con la misma calidad que como sucede en EEUU. Tal vez haya una relación entre la reticencia de los científicos a hablar con los medios y la ausencia de periodistas especializados, ya que resulta difícil para un no experto transmitir los avances o descubrimientos que se hayan producido. Por no hablar de que el mensaje podría quedar irreconocible…

Es difícil determinar si el poco hábito que existe en España a la hora de cubrir este tipo de congresos está motivado por las políticas de ahorro de los medios de comunicación (tener a un grupo de periodistas tan especializados y enviarlos a cubrir estas noticias conlleva unos costes que ya ni los grandes grupos editoriales están dispuestos a asumir) o por la escasa cultura de divulgación que hay entre los propios científicos. Los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la ciencia, entre otras cosas, porque vivimos en una sociedad mediatizada en donde lo medios influyen sobremanera en el ciudadano. Por eso llama mucho la atención que los científicos no sean más conscientes de que, en última instancia, gran parte del dinero con el que se financian los proyectos de investigación procede de las arcas públicas y que, por ello, un electorado entusiasmado con los temas científicos sería una herramienta fundamental para reclamar a los políticos más inversiones en este campo.

Para agravar este problema, de vez en cuando aparecen artículos (o, incluso, noticias en los informativos) en los que se quiere hacer de la ciencia un puro espectáculo, con la intención de conseguir adeptos, cayendo en el error de no ser creíbles y con la consiguiente desconfianza por parte del ciudadano. Y no digamos nada de los medios en los que la ciencia aparece como un mero divertimento en donde, habitualmente y por desgracia, se suele representar al científico como un tipo loco, desaliñado y un poco torpe o, en el mejor de los casos, distante de la sociedad y con un lenguaje artificial, que lo único que consiguen es alejar a la verdadera ciencia de la sociedad. La ciencia puede (y es conveniente, en mi opinión) explicarse de forma amena, pero siempre con rigurosidad y respeto. Acercar la ciencia al público o intentar despertar su interés por ella no puede hacerse a cualquier precio, y menos cuando el precio puede ser que no se la tome en serio.

Los congresos son actos científicos en donde, en principio, no tiene por qué haber concesiones en cuanto al lenguaje. No pretenden divulgar ciencia, sino presentar contribuciones a la arena científica. Es decir, en ellos, los científicos exponen sus trabajos y conocen los de sus colegas, se muestran descubrimientos y avances, y todo ello en el lenguaje propio de la ciencia. Entonces, ¿quién puede cubrir un congreso científico? Obviamente, debe ser alguien especializado y conocedor de ese lenguaje. Lo habitual en los medios generalistas ha sido “lanzar” a un periodista a la arena científica, sin especialización previa, para cubrir la noticia de la mejor manera posible y con la dificultad que conlleva el lenguaje de la ciencia. Poco a poco esos periodistas se han “especializado” de forma autodidacta, por su propio interés en el campo y por la experiencia adquirida a través del tiempo. También han existido y existen otros divulgadores con formación científica que, sabedores de la importancia de dicha tarea, han cambiado los centros de investigación por los medios de comunicación, o incluso han sido capaces de compaginar ambos mundos. Afortunadamente, en la actualidad también se puede encontrar formación cualificada en donde un periodista puede especializarse en temas científicos o un científico en la labor periodística.

La tarea del periodista científico es ser capaz de traducir los conceptos científicos a la sociedad, para poder trasladarle la importancia de sus avances. Solo así se establecerá una relación de simbiosis entre la ciencia y la sociedad, ya que la primera verá cómo sus avances son aceptados de forma generalizada y la segunda se beneficiará de dichos avances.

martes, 21 de julio de 2009

LUNA



Como todo el mundo sabe, se cumplen 40 años de aquel pequeño paso de Armstrong (paso que, para Pete Conrad, el tercero de los elegidos, fue muy grande cuando él pisó aquellas "tierras"). Poco más puedo añadir a todos los artículos, reportajes y especiales de radio y televisión que nos abordan en estos días.

Pero hay un artículo que me ha llamado la atención, por el toque de cordura que siempre aporta su autor, Saramago. La lucidez de sus palabras nos hace seguir teniendo los pies sobre la Tierra (con mayúscula), ahora que el mundo pasa por momentos especialmente delicados.

lunes, 13 de julio de 2009

Mini o la importancia de las mascotas


Hace demasiado tiempo que no escribo en este blog. Y, precisamente, ha tenido que ocurrir algo que me ha llegado al corazón (a veces, aparentemente, tan alejado de la ciencia) para que me decida a empezar a escribir de nuevo. Cosas de la vida…


Mini es el “maxi” gato de mi hermana Lola (“maxi”, porque es enorme). Hablo de él en presente, aunque hace un día que nos dejó, porque, arriesgándome a caer en el tópico, sé que siempre estará presente en la vida de mi hermana. Quince años son muchos al lado de un compañero de dichas y desdichas.

Hace unos días, una persona muy cercana me preguntaba: “¿Por qué los seres humanos tenemos mascotas?” Yo le contestaba: “Debe ser porque anhelamos, en nuestro interior, tener un cachito de naturaleza cerca”. Quizá nos hacen recordar vagamente los instintos que hemos perdido al “civilizarnos.

Pero, con la marcha de Mini, he recordado lo más importante. Estos compañeros de vida nos dan todos los días su cariño; algo que, en esta sociedad desnaturalizada en la que vivimos, casi podríamos pensar que ha perdido su sitio. Parece que ser cariñoso o mostrar afecto no está “de moda”; la solidaridad, sí, por supuesto, pero nos resulta más fácil ser solidarios con los desfavorecidos en África que con nuestro vecino de abajo, que quizá sea de la misma nacionalidad y tenga, seguramente, otro tipo de problemas pero igualmente graves. Sin embargo, no tenemos ningún pudor en mostrar afecto por nuestras mascotas. Personalmente, salvo alguna excepción muy concreta, no me suelo fiar de las personas a las que no les gustan los animales. Para mi es casi como decir que no les gustan las personas.

Mini era un gato grande, corpulento y, más de una y dos veces, con muy malas pulgas. Si estaba de malas, mejor que no le acercaras la mano para acariciarle si no querías terminar con ella marcada. Pero si estaba de buenas, era como un gatito pequeño: mimoso, “ronroneante”, juguetón, divertido y hasta simpático. Dicen que los gatos son muy independientes y que no son cariñosos, sino que lo aparentan ser para conseguir sus propósitos (esto, por cierto, se le podría aplicar a más de un ser humano…). Estoy segura de que mi hermana no estará de acuerdo con esto último. Su relación con Mini era la que cualquiera podemos tener con uno de nuestros mejores amigos. Y el vacío que deja también es el mismo.

Es curioso lo que nos hacen sentir estos pequeños seres. A menudo me acuerdo de Chiki, la perra que teníamos cuando era pequeña; y eso que yo debía tener unos diez u once años cuando murió. Recuerdo todos mis canarios, las tortugas y hasta unos peces que me sobrevivieron solo unos meses (“Es que son muy delicados”, me decían todos). Cada uno tiene su historia y representa una etapa de mi vida. Ahora tenemos a Gus, una chinchilla con una personalidad curiosa; nunca pensé que un roedor pudiera transmitir tantas cosas: se enfada, se alegra, se agobia, “pasa” de ti, ¡te hace caso! Puede parecer que exagero y me ciega mi interés por los animales. Pero yo no los humanizo, simplemente los observo. Y eso es lo que me dan.

ciao!

Noticias de la Ciencia y la Tecnología