domingo, 31 de agosto de 2008

50 años de aventura espacial


Hace unos meses se conmemoraba el 50 aniversario del lanzamiento al espacio de los satélites Sputnik 1 y Sputnik 2, con la perrita Laika a bordo de éste último. La historia del hombre está plagada de hitos que han marcado la evolución del ser humano. Pero esta vez fue un ser vivo, amable y fiel, el que marcó un antes y un después en la historia de la cosmología.

Camilo José Cela, elegido académico de la Real Academia Española; se crean la Comunidad Económica Europea y el Organismo Internacional de Energía Atómica; se realiza en Chile la primera transmisión de televisión; Valencia sufre una de las peores riadas de su historia; Carmen Martín Gaite obtiene el premio Nadal por su novela “Entre visillos”; se estrenan “Fresas salvajes”, de Bergman, y “Senderos de gloria”, de Kubrick; Fangio gana su quinto campeonato mundial de Fórmula 1, subido en su Maserati 250F y convirtiéndose en leyenda; se inaugura el Camp Nou, en Barcelona; mueren Humphrey Bogart y Christian Dior; Yang y Lee obtienen el premio Nobel de Física por su investigación sobe la ley de paridad, que condujo al descubrimiento de algunas partículas elementales; los billetes de mil pesetas son verdes y llevan la imagen de los Reyes Católicos; dos chicos de Liverpool, John y Paul, se conocen en una fiesta de la iglesia parroquial de Woolton,…

Pero ajena a todo aquello, una perrita terrier de 6 kg llamada Kudryavka, más conocida como Laika, está destinada a formar parte de uno de los eventos más importantes de la historia de la humanidad. Pero contemos la historia desde el principio.

LOS INICIOS MILITARES Y LA CARRERA ESPACIAL

Desde hace siglos, los cohetes han sido motivo de investigación por parte de científicos y aficionados –los chinos empezaron a utilizarlos como armas en la Edad Media. Nos guste o no, en la mayoría de las ocasiones los avances científicos han venido precedidos de una operación militar anterior que ha motivado el comienzo de la propia investigación científica.

A mediados de los años veinte, en el siglo pasado, los científicos alemanes empezaron a experimentar con cohetes propulsados con combustible líquido. En la Segunda Guerra Mundial, el ejército nazi ya utilizó armamento de este tipo, causando daños y muertes masivas.

Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, inmersos en la “Guerra Fría”, Estados Unidos y la antigua Unión Soviética pusieron en marcha una serie de investigaciones y estudios científicos, que dieron como fruto la llamada “carrera espacial”. Aquella potencia que lograra dominar el espacio, se haría con el control económico y socio-político del planeta. La tecnología de satélites y la exploración espacial alimentaron esta guerra fría, de manera que los satélites llevarían material necesario para el espionaje entre potencias, mientras que la investigación espacial servía de propaganda para demostrar la capacidad científica y militar del país.

Las dos superpotencias alimentaron mutuamente esta carrera espacial, trabajando para conseguir ventaja una sobre la otra, sin saber quién llegaría primero a la meta.

FIN DE LA CARRERA ESPACIAL Y COMIENZO DE LA ERA ESPACIAL

El 4 de octubre de 1957, a las 19:12h UTC, la Unión Soviética ganó la competición. Aunque la idea occidental es que la ganó Estados Unidos, ya que fue la primera potencia en llevar un hombre a la Luna, los soviéticos siempre han defendido que no era una carrera lunar, sino espacial, y al ser ellos –los rusos– los primeros en llegar al espacio, para ellos debe ser la “medalla”.

El Sputnik 1 (en ruso, “camarada”, o “satélite” en astronáutica) fue el primer satélite artificial lanzado con éxito al espacio, de la “mano” del vehículo de lanzamiento R-7. Se lanzó desde el Cosmódromo de Baikonur, en Tyuratam, a 300 km al suroeste de Baikonur, en Kazajstán.

Estaba formado por una esfera de aluminio de 58 cm de diámetro, con cuatro largas antenas de 2,4 a 2,9 m de longitud. Su peso aproximado era de 83 kg. La esfera estaba llena de nitrógeno a presión; esto proporcionaba la primera oportunidad de detectar meteoritos, ya que una diferencia en la presión, debida a una penetración de la superficie exterior, se habría reflejado en los datos de temperatura. Estos datos se codificaron en los pitidos de las señales de radio que emitían los dos transmisores de 20,007 y 40,002 MHz que poseía el satélite.

El análisis de las señales de radio también se utilizó para estudiar la concentración de electrones en la ionosfera.

Los transmisores funcionaron durante tres semanas, hasta que se agotaron las baterías químicas de a bordo. Estuvo orbitando la Tierra a una distancia de entre 938 km, en el apogeo (distancia más alejada a la que está el satélite en la órbita), y 214 km, en el perigeo (la más cercana).

El Sputnik 1 fue visible desde la Tierra como un objeto de 6ª magnitud. Su cohete auxiliar de lanzamiento también alcanzó la órbita terrestre, y fue visible de noche como un objeto de 1ª magnitud.

Después de 92 días desde su lanzamiento y de haber completado cerca de 1400 órbitas alrededor de la Tierra, el 3 de enero de 1958 el Sputnik 1 comenzó a caer hacia la Tierra, incinerándose durante su reentrada en la atmósfera.

LLEGA LA HEROÍNA DE NUESTRA HISTORIA

El 3 de noviembre de 1957, a las 02:30h UTC, la perrita Laika se convertía en el primer ser vivo que traspasaba la barrera que nos separa del espacio exterior, la atmósfera. Y lo hacía a bordo del Sputnik 2, la segunda nave espacial puesta en órbita con éxito por la Unión Soviética.

Aunque el éxito podríamos denominarlo así o no, dependiendo del aspecto de la misión en el que nos fijemos. A pesar de que contenía varios compartimentos, en uno de los cuales –y debidamente acondicionado en cuanto a seguridad y mantenimiento de las condiciones vitales– se encontraba Laika, sujeta con un arnés y con espacio suficiente para estar de pie o tumbada, no entraba en los planes de la misión devolver con vida a nuestra heroína, haciendo de la perrita la primera víctima del espacio.

No era posible proporcionar un regreso seguro de la nave o su pasajero, así que el plan era dejarla vivir sólo durante 10 días, transmitiendo datos biológicos mediante un sistema telemático. De esta manera, los científicos podían obtener los primeros datos acerca del comportamiento de un organismo vivo en el espacio. Lamentablemente, algunos problemas ocurridos en el momento del lanzamiento propiciaron un mal funcionamiento del sistema de control de la temperatura, así como un aumento de ésta superando, incluso, los 40 ºC. Se cree que Laika sobrevivió sólo unas pocas horas, debido al sobrecalentamiento y al estrés.

El Sputnik 2 reingresó en la atmósfera el 14 de abril de 1958, después de 162 días en órbita.

50 AÑOS DESPUÉS…

Ha llovido mucho desde entonces y la ciencia y tecnología espaciales avanzan cada día a pasos agigantados. Pero conviene ser agradecidos y no olvidarnos de aquellos que hicieron posible lo que hoy es esta ciencia, incluyendo a una pequeña perrita terrier.

Entre otras conmemoraciones, cabe destacar la conferencia llevada a cabo entre el 19 y el 21 de septiembre, en el Instituto Tecnológico de California, Pasadena, organizada por Caltech, la Northrop Grumman Corporation y el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), de Pasadena. Según el profesor de Aeronáutica e Ingeniería Mecánica en Caltech, en declaraciones a la NASA, “Nuestros oradores representan todas las instituciones que inicialmente crearon y apoyaron tan exitosamente la exploración espacial”.

Aquí en España, el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) inauguró en junio de 2007 una exposición llamada “Vivir en el espacio: desafío del siglo XXI”, en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Entre otras cosas, mostraba piezas de los primeros vuelos espaciales efectuados por la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos. Esta exposición ha recorrido (y sigue haciéndolo) otras ciudades españolas durante 2007 y 2008.Según informaba la Agencia Rusa de Información NOVOSTI en su página web (
http://sp.rian.ru/), el Centro de Mecánica Aplicada 'Académico Mijaíl Reshetnev', el mayor constructor de satélites en Rusia, tenía prevista la construcción y puesta en órbita, en diciembre de 2007, de un pequeño satélite bautizado como Yubileiny, para conmemorar así el 50 aniversario del lanzamiento del Sputnik 1. Finalmente, fue lanzado el espacio el pasado día 23 de mayo, a las 15:20 UTC, desde el Cosmódromo de Plesetsk.

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