Comienzo, con esta, una serie de entradas sobre mi "experiencia romana", tanto en lo personal como en lo profesional. Una semana en el Centro de Investigación de Casaccia (cerca de Roma) dan para mucho. Las primeras corresponden al blog que escribí durante mi estancia en Roma. Espero que las disfrutéis...
Lunes 15 de noviembre de 2010
Hoy ha sido un día muy largo y emocionante.
Hoy ha sido un día muy largo y emocionante.
Hemos comenzado nuestra aventura en el Centro de Investigación de Casaccia (pertenecienta a la ENEA, la Agencia Nacional Italiana para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible) con gran expectación. De entre mis compañeros, soy la única que proviene de una carrera científica y eso, en algunos momentos me aporta ciertas ventajas (porque quizá entiendo mejor algunos temas), pero en otros veo que ellos tienen mucha más soltura que yo, por ejemplo, a la hora de hacer preguntas que le pueden interesar al ciudadano de a pie.
El centro de Casaccia es enorme, como una pequeña ciudad. Trabajan aquí más de 1000 personas, en un entorno envidiable, repleto de árboles y zonas verdes, donde se respira un ambiente grato entre las personas. Después de conocer a nuestros tutores y anfitriones, hemos dedicado la mañana a conocer más de cerca el trabajo que se realiza en el centro de investigación. En primer lugar, hemos visitado la Planta Solar Termodinámica , donde el Dr. Luca Rinaldi nos ha explicado de una manera bastante clara cómo se puede generar energía sin apenas tener un impacto en el medio ambiente. Los enormes espejos parabólicos enfocan los rayos de sol hacia una larga tubería de color negro y recubierta por una capa hecha de un material transparente (entre las cuales hay vacío), la cual deja pasar el menor calor posible al entono; de esta manera, el agua que viaja por dentro de estas tuberías puede alcanzar valores muy altos, de tal forma que se genera el calor limpiamente, calor que se puede utilizar de forma directa. Además, este calor se puede almacenar en “tanques”, para utilizarlo posteriormente en los días en los que no hay sol (como el de hoy).
Después, hemos conocido a la Dra. M. L. Mongelli, que nos ha explicado las investigaciones que se llevan a cabo en la Sala de Pruebas Sísmicas y Dinámicas. Este laboratorio tiene la importante misión de reforzar estructuras arquitectónicas para que sufran los menos daños posibles en caso de movimiento sísmico, algo a lo que Italia está habituada y que hace dos años sufrió de forma catastrófica en la región de L’Aquila. Este laboratorio tiene dos tareas importantes: por un lado, implementar sistemas en edificios ya construidos y de importancia histórica y arquitectónica, de manera que los movimientos sísmicos les afecten lo menos posible; y, por otro, aplicar otros sistemas de aislamiento sísmico en edificios de nueva construcción. La curiosidad política del asunto es que la mayoría de estos sistemas que aquí se estudian son exportados, principalmente, a países como Japón; pero en Italia apenas se implementan, a pesar de ser una zona sísmicamente muy activa, como lo es todo el Mediterráneo.
Por último, pero no por ello menos interesante, los doctores P. D’Atanasio y A. Zambotti nos han mostrado cómo funciona y para qué sirve una Cámara "Semi-Anecoica". Todos los aparatos que funcionan con electricidad emiten cierta radiación electromagnética. ¿Qué pasaría si en un portaaviones, el sistema de radar emitiera algún tipo de radiación que interfiriera con otros instrumentos como, por ejemplo, aquellos que manejan el armamento militar? Podemos imaginarnos que las consecuencias podrían ser terribles. Por eso es tan importante averiguar qué tipo de radiación, y de qué intensidad, emite cada aparato electrónico que se utiliza no solo en el entorno militar sino también en la industria civil. Para conseguir las mejores condiciones para emular a la realidad, los investigadores de este laboratorio llevan a cabo sus mediciones dentro de una Jaula de Faraday, esto es, una habitación forrada de paredes metálicas en su exterior donde es imposible dejar entrar la posible radiación electromagnética que provenga del exterior. Del mismo modo, el interior también está forrado, en las cuatro paredes y el techo, por un material absorbente, de tal manera que la radiación electromagnética no pueda rebotar en ellos y perturbar, así, las mediciones. La única parte del interior que no está forrada de este material es el suelo, y la razón es que se necesita emular el peor caso posible, que es cuando el suelo es conductor. Esto se hace así porque en el “mundo real” la mayoría de los suelos que estos aparatos se van a encontrar serán conductores de la electricidad (suelos mojados, con algún componente metálico, rejillas metálicas,…).
Pero todo esto es solo una pequeña parte de lo que se 'cuece' aquí en el Centro de Investigación de Casaccia. Estoy segura de que en los próximos días voy a disfrutar mucho más. Y aquí estaré para contároslo...
Martes 16 de noviembre de 2010
En España las facultades de Ciencias están llenas de mujeres; en las clases de Biología, Física o Química predominan las estudiantes femeninas frente a los masculinos. Sin embargo, en los laboratorios y unidades de investigación la presencia masculina es mucho mayor que la femenina. ¿Qué es lo que ocurre con las mujeres investigadoras? ¿Es que la investigación científica no interesa a las mujeres españolas? En absoluto. Lo más seguro es que se deba a motivos sociales, culturales y/o políticos. Y según nos cuenta Fabiola (nuestra anfitriona de ENEA/RELATE en lo periodístico), en Italia ocurre lo mismo. Sin embargo, esto no es así en el lugar de trabajo de Mauro Falconieri, director del Laboratorio de Espectroscopía de Materiales Funcionales y nuestro tutor aquí en la ENEA. En este laboratorio colaboran con Mauro tres mujeres (Rosaria D’Amato, Flaminia Rondino y Ruchika Bagga), aunque a ellas no les importaría en absoluto tener un compañero masculino…
En España las facultades de Ciencias están llenas de mujeres; en las clases de Biología, Física o Química predominan las estudiantes femeninas frente a los masculinos. Sin embargo, en los laboratorios y unidades de investigación la presencia masculina es mucho mayor que la femenina. ¿Qué es lo que ocurre con las mujeres investigadoras? ¿Es que la investigación científica no interesa a las mujeres españolas? En absoluto. Lo más seguro es que se deba a motivos sociales, culturales y/o políticos. Y según nos cuenta Fabiola (nuestra anfitriona de ENEA/RELATE en lo periodístico), en Italia ocurre lo mismo. Sin embargo, esto no es así en el lugar de trabajo de Mauro Falconieri, director del Laboratorio de Espectroscopía de Materiales Funcionales y nuestro tutor aquí en la ENEA. En este laboratorio colaboran con Mauro tres mujeres (Rosaria D’Amato, Flaminia Rondino y Ruchika Bagga), aunque a ellas no les importaría en absoluto tener un compañero masculino…
Como nos cuenta Mauro, la espectroscopía es la rama de la ciencia que estudia cómo se comporta la materia cuando interacciona con la luz, es decir, cuando se le aplica una energía. Se trata de una disciplina muy amplia que utiliza la luz (mediante láser, principalmente, pero también mediante lámparas) como herramienta para estudiar las distintas propiedades de la materia. El tipo de fuente de luz que se utiliza en un experimento o en otro depende de la magnitud de los componentes de la materia que se quiere estudiar. En una primera aproximación al trabajo que se realiza en el laboratorio, Mauro nos explicó el funcionamiento y la utilidad de los instrumentos que utilizaban para realizar sus experimentos. Y fue muy interesante comprobar que en apenas unos metros cuadrados se podían realizar tantas investigaciones a la vez, sin que se molestaran unos a otros.
Ha sido una mañana agradable también en el aspecto humano. Este laboratorio está en contacto directo con otros laboratorios y unidades de investigación, tanto aquí en Casaccia como en Frascati (otra de las sedes de la ENEA, en donde están ubicados la mayoría de los laboratorios dedicado al estudio de materiales). Así que compartimos con ellos la sana costumbre de quedar a tomar el café de media mañana con sus compañeros de Casaccia. Estoy segura de que, si fuera posible, lo harían también con los de Frascati, pero está al otro lado de Roma, a más de 50 km de distancia…
Yolanda (mi compañera) y yo tenemos una gran dificultad con nuestro tema de estudio, porque las investigaciones que se llevan a cabo en el laboratorio de espectroscopía están en una fase bastante inicial; así que las aplicaciones prácticas de sus resultados aún no están absolutamente definidas. Así que aún seguimos buscando “la historia” que será el leit motiv de nuestro trabajo. Pero no desesperamos; la encontraremos…
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